Una nueva aventura para Asombrosos Detectives de Monstruos, esta vez en mesa, para las tardes de lluvia que están por venir.
Una nueva carta ha llegado a la agencia de detectives de monstruos. Una de las vecinas del pueblo nos pide ayuda, pues su yaya está muy mayor y se va a ir a vivir con ellos. Hasta ahí todo bien, pero la yaya Lola está muy triste porque, al ir recogiendo todos los trastos que tenía por su casa, su gato ha desaparecido.
Os leo la carta:
Carta de Martina, la nieta de la yaya Lola:
"Buenos días, agentes. Tengo que pediros ayuda, pues el gatito de mi abuela ha desaparecido en su propia casa. Lleva con ella muchísimos años. Aunque es un gato muy tímido que apenas hemos visto de lejos, puedo deciros que es negro, de pelo abundante, y tiene unos preciosos ojos verdes. Mi abuela dice que es muy cariñoso. Desde que mi abuelo, su esposo, no está, el gato se sienta en su regazo y le da su compañía. Mi abuela, que acaba de mudarse con nosotros, está muy preocupada y dice que, si no lo encontramos, se querrá volver a su casa. Necesito vuestra ayuda urgentemente.
Gracias de antemano por vuestra atención.
Martina, la nieta de la yaya Lola.
Objetivo: Esta misma tarde iremos a investigar a la casa de la yaya Lola para descubrir quién es el culpable de tan misteriosa desaparición.
Posibles sospechosos:
Monstruo del desorden: Quizás, al empezar a recoger los trastos viejos de la yaya, el monstruo se enfadó tanto que lo pagó con el gato.
Monstruo de la basura o el de los dientes sucios: Ambos odian a los gatos y podrían haberlo hecho desaparecer.
Monstruo de los secretos: Le encantan los gatos. Si vivía uno en la casa, podría no querer que se lo lleven.
El culpable:
El verdadero culpable es el Monstruo de las tormentas, que en realidad es el gato de la abuela. Nadie se explica cómo la yaya y este monstruo han hecho tan particular amistad, pero parece que a ambos les encantan las tormentas. Cada vez que empieza a llover, la yaya abre las ventanas de par en par para disfrutar del sonido de la lluvia y los truenos junto a su peculiar compañero.
Descripción de la casa de la yaya Lola:
Es una casa de una planta con jardín y desván. La entrada da directamente al salón, que está conectado con una cocina americana. Un pasillo distribuye el resto de la casa en un baño, dos habitaciones y una suite donde duerme Lola. Al fondo del pasillo está la escalera al desván, y el jardín se encuentra en la parte trasera.
Pistas:
Salón:
- Mal olor en la mecedora de la abuela (+2 de miedo).
- Cajas mordisqueadas (+1 de miedo).
- Pelusas en un rincón (Gamusino nº 1). Puzzle: gafas con código en rojo.
Cocina:
- Cubo de basura volcado (pista falsa) (+1 de miedo).
- Una de las puertas del armario está abierta y todo dentro está lleno de barro (+1 de miedo).
Habitaciones:
- Pelusas debajo de la cama (Gamusino nº 2). Puzzle: un retrato roto del monstruo.
- Algo detrás de la cortina (pista falsa: una ventana mal cerrada).
- Cajas mordisqueadas (+1 de miedo).
Cuarto de baño:
- Todo lleno de humedad, la ducha gotea (+1 de miedo).
- Radiador mordisqueado (+1 de miedo).
Patio/Jardín:
- En la puerta encontrarán un gamusino que les dará un código en rojo que indica el ático.
Ático:
- Un nido en forma de fuerte hecho de cajas, humedad en el ambiente y mal olor (+2 de miedo).
- Un trueno hace que aparezca una sombra misteriosa, acompañada de risas (+2 de miedo).
- Un gran estornudo sobresalta a todos (+1 de miedo).
El encuentro con el monstruo:
El Monstruo de las tormentas tiene tres habilidades especiales: Grima, Sombras y Trastos. Solo utilizará "teleport" y "fuerte de basura" (en este caso, de cajas). Se teletransportará de fuerte en fuerte, uno en el ático y otro en una habitación vacía.
Desenlace:
Una vez capturado, el monstruo confesará que es amigo de la abuela y que ella cree que es un gato. Él nunca ha querido fingir ser otra cosa, pero realmente disfruta sentarse en el regazo de la yaya a ver las tormentas. Aunque sabe que su tiempo en la casa está llegando a su fin, le gusta la vieja casa con su olor a humedad, aunque cada día hay menos trastos.
¿Qué harán los detectives con este simpático monstruo? La decisión está en sus manos. ¡Nos encantaría saber qué deciden!
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